LECCIÓN 191
Soy el santo Hijo de Dios Mismo.
1. He aquí la declaración de tu liberación de las cadenas del mundo. 2Y he aquí asimismo la liberación del mundo entero. 3No te das cuenta de lo que has hecho al asignar al mundo el papel de carcelero del Hijo de Dios. 4¿Qué podría ser entonces sino un mundo depravado y temeroso, amedrentado por las sombras, vengativo y salvaje, desprovisto de razón, ciego y enajenado por el odio?
2. ¿Qué has hecho para que ése sea tu mundo? 2¿Qué has hecho para que sea eso lo que ves? 3Niega tu Identidad y ése es el resultado. 4Contemplas el caos y proclamas que eso es lo que eres. 5No ves nada que no dé testimonio de ello. 6No hay sonido que no te hable de la flaqueza que hay dentro y fuera de ti; ni aliento que respires que no parezca acercarte más a la muerte; ni esperanza que alientes que no haya de acabar en llanto.
3. Niega tu verdadera identidad y no podrás escaparte de la locura que provocó este extraño, antinatural y fantasmal pensamiento que se burla de la Creación y se ríe de Dios. 2Niega tu verdadera identidad y te enfrentas al universo solo, sin ningún amigo, como una diminuta mota de polvo contra legiones de enemigos. 3Niega tu verdadera identidad y contemplarás la maldad, el pecado y la muerte; y verás la desesperanza arrebatarte de las manos todo vestigio de esperanza, dejándote solamente con ansias de morir.
4. Sin embargo, ¿qué podría ser esto sino un juego en el que puedes negar tu Identidad? 2Eres tal como Dios te creó. 3Creer cualquier otra cosa es absurdo. 4Con este solo pensamiento todo el mundo se libera. 5Con esta sola verdad desaparecen todas las ilusiones. 6Con este solo hecho se proclama que la impecabilidad es eternamente parte integral de todo, el núcleo central de su existencia y la garantía de su inmortalidad.
5. Deja que la idea de hoy encuentre un lugar entre tus pensamientos, y te habrás elevado muy por encima del mundo, así como por encima de todos los pensamientos mundanos que lo mantienen prisionero. 2Y desde este lugar de seguridad y escape retornarás a él y lo liberarás. 3Pues aquel que puede aceptar su verdadera identidad realmente se salva. 4Y su salvación es el regalo que les hace a todos como muestra de gratitud hacia Aquel que le mostró el camino a la felicidad que cambió toda su perspectiva acerca del mundo.
6. Basta con un solo pensamiento santo como éste y te liberas: eres el santo Hijo de Dios Mismo. 2Y con este pensamiento santo comprendes asimismo que has liberado al mundo. 3No tienes necesidad de usarlo cruelmente, y luego percibir esa misma necesidad feroz en él. 4Lo liberas de tu aprisionamiento. 5No verás una imagen devastadora de ti mismo vagando por el mundo llena de terror mientras éste se retuerce en agonía porque tus miedos han dejado impreso en su corazón el sello de la muerte.
7. Alégrate hoy de cuán fácilmente se des-hace el infierno. 2No necesitas más que decirte a ti mismo:
3Soy el santo Hijo de Dios Mismo. 4No puedo sufrir ni sentir dolor; no puedo sufrir pérdidas ni dejar de hacer todo lo que la salvación me pida.
5Y con ese pensamiento todo lo que contemples cambiará por completo.
8. Un milagro ha iluminado todas las lúgubres y viejas cavernas en las que los ritos de la muerte reverberaban desde los orígenes del tiempo, 2pues éste ya no tiene dominio sobre el mundo. 3El Hijo de Dios ha venido lleno de gloria a redimir a los que estaban perdidos, a salvar a los desvalidos y a darle al mundo el regalo de su perdón. 4¿Quién podría ver el mundo como un lugar siniestro y pecaminoso cuando el Hijo de Dios por fin ha venido nuevamente para liberarlo?
9. Tú que te percibes a ti mismo como débil y frágil, lleno de vanas esperanzas y de anhelos frustrados; nacido sólo para morir, llorar y padecer, escucha esto: se te ha dado todo poder en la tierra y en el Cielo. 2No hay nada que no puedas hacer. 3Estás jugando al juego de la muerte, al de ser impotente, al de estar lamentablemente encadenado a la disolución en un mundo que no tiene misericordia contigo. 4No obstante, cuando tengas misericordia con él, su misericordia resplandecerá sobre ti.
10. Deja entonces que el Hijo de Dios despierte de su sueño y, que al abrir sus ojos santos, regrese para bendecir el mundo que él mismo fabricó. 2Ese mundo dio comienzo como resultado de un error, pero acabará en el reflejo de la santidad del Hijo de Dios. 3Y éste dejará de dormir y de soñar con la muerte. 4Únete a mí hoy. 5Tu gloria es la luz que salva al mundo. 6No sigas negándote a conceder la salvación. 7Contempla el mundo que te rodea y observa el sufrimiento que se abate sobre él. 8¿No está acaso tu corazón dispuesto a llevar descanso a tus fatigados hermanos?
11. Ellos tienen que esperar hasta que tú te liberes. 2Permanecen encadenados hasta que tú seas libre. 3No pueden ver la misericordia del mundo hasta que tú la encuentres en ti mismo. 4Sufren hasta que tú niegues que el dolor te atenaza. 5Mueren hasta que tú aceptes tu propia vida eterna. 6Eres el santo Hijo de Dios Mismo. 7Recuerda esto y el mundo entero se libera. 8Recuerda esto y la tierra y el Cielo son uno.